El pleno del Congreso de los Diputados ha rechazado este jueves por amplia mayoría la moción presentada por Podemos en contra del plan de rearme impulsado por el Ejecutivo y del incremento del gasto militar solicitado por la OTAN. La formación morada solo logró el apoyo de Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya y EH Bildu, que introdujo una enmienda para que las comunidades autónomas decidieran el destino alternativo de los fondos. PSOE, PP, Vox y PNV votaron en contra de la moción, mientras que los diputados de Junts optaron por la abstención.
El texto debatido en el pleno reclamaba revertir la inversión prevista de 10.500 millones de euros destinados a programas de defensa y redirigirlos a partidas educativas. Asimismo, proponía que España no se comprometiera a nuevas subidas en el gasto militar dentro del marco de la OTAN, a escasas semanas de que se celebre una cumbre de la Alianza Atlántica en la que podría plantearse formalmente un aumento de los objetivos de inversión hasta el 5 % del Producto Interior Bruto.
El plan de rearme del Gobierno español se enmarca en un esfuerzo de mayor alcance a nivel europeo, que prevé movilizar hasta 800.000 millones de euros en los próximos años a través del programa ReArmar Europa / Preparación 2030. En el caso español, los presupuestos incluyen ya un aumento significativo del gasto en defensa, con una previsión de alcanzar el 2 % del PIB antes de que finalice el año, anticipando en varios ejercicios el objetivo inicialmente fijado para 2029. De los fondos anunciados, aproximadamente 2.150 millones proceden de partidas no ejecutadas del presupuesto general, mientras que otros 2.800 millones se canalizan a través del Ministerio de Industria para financiar programas tecnológicos y de equipamiento clave.
Las inversiones están dirigidas principalmente a fortalecer la base industrial de defensa nacional, con un elevado porcentaje de ejecución en territorio español, y a reducir la dependencia del exterior en tecnologías estratégicas.
La política de rearme cuenta también con el respaldo de los socios europeos y de la propia OTAN, que han instado a los Estados a aumentar sus compromisos en materia de defensa frente a la actual coyuntura geopolítica. El secretario general de la Alianza, Mark Rutte, ha reiterado en las últimas semanas la necesidad de elevar el gasto común para hacer frente a los desafíos de seguridad crecientes, especialmente en el flanco oriental. Estados Unidos ha pedido expresamente a España que refuerce su inversión militar y acelere la modernización de sus capacidades, en consonancia con los objetivos compartidos de disuasión y defensa colectiva.
Dentro del Ejecutivo, la línea marcada por el Ministerio de Defensa defiende el aumento del gasto como una prioridad estratégica vinculada al refuerzo de la soberanía tecnológica y al cumplimiento de los compromisos internacionales. No obstante, este planteamiento ha generado tensiones dentro del bloque de la izquierda. IU, socio minoritario del Gobierno, ha advertido que un nuevo incremento del presupuesto militar “dificultaría mucho” su continuidad en el Ejecutivo. Desde la sociedad civil, organizaciones pacifistas y colectivos sociales han convocado protestas contra lo que consideran una deriva militarista en detrimento de las políticas sociales.